Se puede asegurar sin duda alguna que todas las civilizaciones humanas han tenido gran interés y curiosidad por el cielo, contemplar el cielo es un acto tan sencillo pero tan majestuoso que se terminó consolidando como un objeto de estudio.
Observar el cielo, ha servido a los humanos para dar explicaciones acerca de su existencia, que aunque tienen un tinte filosófico son vitales para reconocernos en el mundo como sujetos racionales y sintientes, además de este aspecto, la observación de los fenómenos en el cielo ha gestado desarrollos importantes para las civilizaciones actuales, ejemplo de ello es la agricultura.
La astronomía, disciplina con el fin de estudiar el cielo, nace y se consolida como una de las ramas más importantes de la física, no solo por su carácter histórico, sino porque posibilita el estudio del pasado desde una perspectiva científica, tratando de responder enigmas vitales para el raciocinio humano.
En la escuela la astronomía, pero sobre todo la contemplación del cielo, se convierten en una oportunidad única para despertar la curiosidad, que los sistemas tan cerrados y establecidos han quitado del desarrollo del sujeto durante su etapa escolar, además acercar al estudiante desde su propio interés y conocimiento a una disciplina reconocida y establecida, es una posibilidad para consolidar conocimiento en la escuela y reflexionar sobre este , por otro lado reconocer la historia cósmica implica aceptar la minúscula parte del tiempo ocupada por los humanos, cuestionando las egocéntricas maneras de actuar sobre la diminuta parte del universo donde nos encontramos. (Rivera, 2015)
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